El Museu Carmen Thyssen Andorra os ofrece esta semana una nueva visita guiada a una obra particular de la exposición “INFLUENCERS en el arte. De Van Goyen al Pop Art“, que podréis escuchar desde casa.
El Museu Carmen Thyssen Andorra os invita hoy a descubrir el ” El paso del tren “, 1902, del artista Darío de Regoyos i Valdés, que pertenece a la colección Carmen Thyssen-Bornemisza.
Nacido en Ribadesella el 1 de noviembre de 1857 y fallecido en Barcelona el 29 de octubre de 1913, Darío de Regoyos i Valdés es uno de los mayores representantes del arte moderno y más concretamente del Impresionismo y del Neoimpresionismo en España. Aunque su padre no apoyaba la idea de que su hijo siguiera una carrera artística, el joven Darío comenzó su formación en la Academia de Bellas Artes de Madrid bajo la dirección del gran paisajista Carlos de Haes, para después continuar su aprendizaje en París y finalmente en Bélgica. Fue entonces cuando realmente descubrió la vanguardia y se unió a varios grupos independientes como L’Essors y luego Les Vingt, del cual fue uno de los fundadores.
Fue en este punto donde Regoyos desarrolló su propio estilo y lenguaje, yendo en contra de las convenciones académicas, a imagen de La Libre Estética, otro círculo artístico vanguardista belga al que el artista estaba cerca. Influido por las grandes figuras del arte moderno francés, como Paul Seurat, adoptó inicialmente un enfoque puntillista antes de recurrir a los oscuros tonos de paisaje tan característicos del pintor.
Como artista hostil al estilo oficial y acostumbrado al Salón de los Independientes, encarnó rápidamente el vínculo más directo entre la vanguardia europea y la pintura española, convirtiéndose en una de las inspiraciones de las jóvenes generaciones de pintores que formarían el famoso movimiento modernista.
Profundamente unido al País Vasco, apreciaba la luz moderada que daba rienda suelta a las variaciones de tono, así como a los temas ferroviarios, que retractó en varios cuadros. De Regoyos incluyó el movimiento en sus obras, especialmente a través del trabajo de la nube de humo dejada por los trenes al comienzo, ilustrando una vida cotidiana en la que la naturaleza y la modernidad coexisten.