El color siempre ha estado sujeto a interpretaciones, su simbolismo se ha visto perpetuamente influido por épocas, culturas y técnicas, dejando a la posteridad un rico y variado abanico de la paleta de los artistas. En este sentido, Khrôma tiende a destacar precisamente por estas discretas mensajeras que, de manera sugerente, hablan en nuestro inconsciente. En este artículo, proponemos una nueva interpretación del color, una visión femenina y contemporánea hecha de emoción, poesía, dinamismo, compromiso y, a veces, brutalidad.
Comenzamos por los colores más oscuros de la gama cromática, que a menudo evocan el carácter nocturno y misterioso de la vida y las emociones. Antonimo de luz y alegría, es a través de su aspecto más triste que la artista conceptual, fotografía y cineasta Sophie Calle interpreta el color negro. En Take Care of Yourself, Sophie destruye las barreras entre el público y la intimidad, revelando al espectador una imagen de sí misma leyendo, en la penumbra, una carta de ruptura, la última frase de la cual dará título a la foto. El tema de la muerte, también se asocia a los colores obscuros. Es utilizando este tono que Cady Noland representa el asessinato de Lee Harvey Oswald, el hombre acusado de disparar a JF Kennedy. Enfatizando la violencia de los mitos fundadores de los Estados Unidos, la artista ilustra en Oozewald al hombre atravesado por diferentes orificios de bala. La única fuente de color de la obra, que representa la bandera nacional, está en la boca de Lee Harvey. Finalmente, Esther Ferrer utilizará el color negro para su conexión con el vacio. Esta creadora española, considerada como la artista del aire, el espacio y la perspectiva, se caracteriza por sus obras desprovistas de artificios, ilustrando así, la profundidad de la sobriedad y la sencilleza. En sillas suspendidas, Esther presenta una silla blanca, que considera un objeto común y al mismo tiempo fascinante, suspendida en un oscuro vacío. El contraste cromático da al espectador la impresión de que el objeto está flotando, lo cual otorga a la obra un carácter ligero y sereno, a la vez que modifica poéticamente el espacio en el que se encuentra.
Pasamos al rojo vibrante, considerado uno de los más potentes de la gama cromática. Siempre asociado a una emoción fuerte, la colorista Cecily Brown lo utilizó en Triumph of the Vanities II, una obra monumental realizada en la sala principal de la ópera de Nueva York. Esta pintura representa a una multitud de personas en un espacio teatralmente arremolinado, dominado por rojos y dorados. Inspiró a Dodie Kazanjian, directora y fundadora de la MET Gallery, la cual expresó estas palabras al respecto: “Ha creado una hoguera de alegría de las vanidades. Este tipo de emoción, pasión y tragedia […] Contiene todas las emociones que despierta la ópera”. La artista polaca Maess Anand utiliza el rojo como componente del cuerpo humano. En Metástasis II, la artista representa un organismo enfermo de cáncer, que se encarna en el tono rojizo. Basándose en documentos científicos y médicos, Anand nos ofrece una explosión dramática y una ilustración poética de la imperfección y la fragilidad humana.
Entramos ahora en el imaginario de Martine Aballéa que, gracias a sus instalaciones inmersivas, invita al visitante a sumergirse en ciudades imaginarias y policromas. En Le Bois de Luminaville, la artista confunde al público empujándolo a deambular entre edificios fosforescentes y paisajes fantásticos de una inquietante extrañeza. Yayoi Kusama utiliza la policromía de manera excéntrica y fantástica. Caracterizada por su obsesión por los puntos, fruto de un trastorno alucinógeno que sufre, la artista japonesa promueve su arte como una oda al color. En Obliteration room, Yayoi invita a los visitantes a pegar puntos por todas las superficies de la habitación, inicialmente blanca. Jugando con la repetición y difuminando la frontera entre lo finito y infinito, la artista pretende romper la perspectiva por medio del azar y da la misma importáncia a los puntos de color que a los espacios blancos y vacios. La noción de policromía implica también el concepto de diversidad. Entre las manos de Orlan, la paleta multicolor pretende combatir la violencia psicológica a la cual se ve sometida la mujer diariamente. Denunciando los estereotipos de belleza publicitarios profundamente arraigados en nuestras mentalidades, la artista l escenifica consigo misma en Self-Hybridation Pré-Colombienne. Esta serie de fotografías modificadas digitalmente muestran el rostro de la artista adoptando los cánones de belleza de diferentes civilizaciones, como la precolombina, que adulaba los cráneos alargados y las mujeres con ojos entrecerrados. Para Orlan, la perfección de la belleza es solo una construcción cultural. Cada civilización crea su propia visión del deseo.
Seguimos con la fotografía a través de las imágenes de Cindy Sherman. Jugando con los códigos visuales y culturales. Sherman tiene por costumbre encarnar personajes grotescos y extraños. En Untiteled #414, la audaz sonrisa de la artista queda resaltada por el extravagante maquillaje de payaso, la túnica turquesa y la peluca rosa. El fondo, de un naranja intenso, evoca el optimismo y la alegría tradicionalmente asociada a este color y a este personaje de circo.
Al contrario, el azul, considerado como un color frío y distante, se opone al naranja en la rueda cromática. Esa es sin duda la razón por la cual Nan Goldin le dió el papel protagonista en su fotografía Self-Portrait in a Blue Bathroom, una imagen en la cual el ambiente áspero, distante y insalubre queda realzado por por el dominio de un azul apagado y estéril. Famosa por las fotografías íntimas, Nan Goldin comparte su visión del mundo como un diario, sin glamur ni glorificación. Sus series fotográficas también fueron testimonio del azote del sida, que comenzó en la década de 1980 y acabó con la vida de muchos de sus amigos. Marie-Thérèse Tsalapatains explora un azul espiritual y sereno. La escultora francesa, estilo de la cual se caracteriza por sus representaciones de figuras femeninas llenas de dignidad, empatía y sensibilidad, representa en Madeleine mediante un estado de ánimo que sumerge a su sujeto en sus pensamientos más íntimos. La calavera, colocada en la pierna de la figura, hace referencia a las vanidades, alegoría de la fragilidad de la vida humana.
Finalmente, el color verde, hoy sinónimo de naturaleza y esperanza, es uno de los más populares de la paleta cromática. La artista conceptual japonesa Yoko Ono, famosa por sus expresivas obras que promueven el amor, la paz y la protesta, creó la performance Wish Tree en diversas grandes ciudades como Nueva York, Tokio, Londres, Venecia y Dublín a partir de los años ochenta. La diseñadora japonesa invita a su público a escribir deseos en trozos de papel y pide que se cuelguen de una rama. Yoko explicaba que esta es una práctica habitual en Japón. Cuando era niña, solía ir a un templo. Los árboles que rodeaban el lugar de culto contenían las palabras de esperanza de los visitantes y peregrinos. La artista nigeriana Njideka Alkunyili Crosby ofrece representaciones únicas en las cuales su vida personal y su juventud son omnipresentes. Utilizando fotocollages extraídos de la cultura pop norteamericana e influencias de la estética nigeriana. La artista crea atmósferas íntimas con un aire vintage, como se aprecia en Blend in-Estand Out, que representa a una pareja abrazada en un cálido entorno verde y turquesa.