Hoy, el director artístico del Museu Carmen Thyssen Andorra, Guillermo Cervera, dedica su discurso a uno de los artistas más reconocidos del siglo XX, Víctor Vasarely, a través de su obra “Feny“, 1973, que forma parte de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza.
Victor Vasarely, artista húngaro reconocido como el padre del Op art, nació en 1906 y murió en París en 1997. Habiendo comenzado sus estudios de medicina en su país natal, los abandonó después de dos años para dedicarse al mundo del arte, afirmando su gusto por el Bauhaus. En 1930, se mudó a París con su esposa y dio sus primeros pasos en el mundo de la publicidad como diseñador gráfico. Este ambiente creativo le permitió desarrollar su estilo, que tendía cada vez más a la abstracción geométrica.
El Op art, o arte óptico, es una tendencia artística internacional que surgió en la década de 1960. Movimiento que inicialmente no promueve ningún significado conceptual o psicológico, es el propio cuerpo del espectador el que constituye el centro del diálogo artístico frente a este arte que no solicita la mente, sino la sensación.
La obra ya no simplemente se mira, sino que se convierte en el soporte de la experiencia física a través de juegos ópticos. Vasarely, como padre y maestro del movimiento, hace del ojo del espectador el único motor de la interpretación y del cuerpo el único vínculo de su producción.
Entre el arte y la ciencia, el artista utiliza formas geométricas y una paleta cromática hábilmente colocada para dar una impresión de movimiento, vibración y luz, revelando los límites de la visión. Esta nueva interpretación estética, que juega con el ojo del público que percibe, y el cerebro que interpreta, convierte a Victor Vasarely en uno de los referentes del mundo de la historia del arte contemporáneo.
